miércoles, 30 de junio de 2010

HECTOR ABAD FACIOLINCE


Héctor Abad Faciolince es un escritor y periodista colombiano.

Nació en Medellín en 1958. Inició estudios de medicina, filosofía y periodismo en su ciudad natal, ninguno concluido. Finalmente estudió lenguas y literaturas modernas en la Universidad de Turín. Se desempeñó como columnista de la revista Semana, hasta abril de 2008 y a partir de mayo de ese mismo año se reintegró al ahora diario El Espectador como columnista y asesor editorial.

Ha recibido un Premio Nacional de Cuento (1981), una Beca Nacional de Novela (1994) y un Premio Simón Bolívar de Periodismo de Opinión (1998). Obtuvo en España el primer Premio Casa de América de Narrativa Innovadora en el año 2000 y en abril de le fue conferido en China el premio a la mejor novela extranjera del año por Angosta.

FRASES CELEBRES DE JORGE LUIS BORGES


Uno está enamorado cuando se da cuenta de que otra persona es única.

Yo no hablo de venganzas ni perdones, el olvido es la única venganza y el único perdón.

Siempre imaginé que el Paraíso sería algún tipo de biblioteca.

Al cabo de los años he observado que la belleza, como la felicidad, es frecuente. No pasa un día en que no estemos, un instante, en el paraíso.

La muerte es una vida vivida. La vida es una muerte que viene.

He cometido el peor pecado que uno puede cometer. No he sido feliz.

La belleza es ese misterio hermoso que no descifran ni la psicología ni la retórica.

Antes las distancias eran mayores porque el espacio se mide por el tiempo.

Todas las teorías son legítimas y ninguna tiene importancia. Lo que importa es lo que se hace con ellas.

Hay que tener cuidado al elegir a los enemigos porque uno termina pareciéndose a ellos.

AUTOR DEL POEMA

JORGE LUIS BORGES


El 24 de agosto de 1899, a los ocho meses de gestación, nace en Buenos Aires Jorge Luis Borges en casa de Isidoro Acevedo, su abuelo paterno. Es bilingüe desde su infancia y aprenderá a leer en inglés antes que en castellano por influencia de su abuela materna de origen inglés.
Georgie, como es llamado en casa, tenía apenas seis años cuando dijo a su padre que quería ser escritor. A los siete años escribe en inglés un resumen de la mitología griega; a los ocho, La visera fatal, inspirado en un episodio del Quijote; a los nueve traduce del inglés "El príncipe feliz" de Oscar Wilde.
En 1914, y debido a su ceguera casi total, el padre se jubila y decide pasar una temporada con la familia en Europa. Debido a la guerra, se instalan en Ginebra donde Gerorgie escribirá algunos poemas en francés mientras estudia el bachillerato (1914-1918). Su primera publicación registrada es una reseña de tres libros españoles escrita en francés para ser publicada en un periódico ginebrino. Pronto empezará a publicar poemas y manifiestos en la prensa literaria de España, donde reside desde 1919 hasta 1921, año en que los Borges regresan a Buenos Aires. El joven poeta redescubre su ciudad natal, sobre todo los suburbios del Sur, poblados de compadritos. Empieza a escribir poemas sobre este descubrimiento(1), publicando su primer libro de poemas, Fervor de Buenos Aires (1923). Instalado definitivamente en su ciudad natal a partir de 1924, publicará algunas revistas literarias y con dos libros más, Luna de enfrente e Inquisiciones, establecerá ya en 1925 su reputación de jefe de la más joven vanguardia.
En los treinta años siguientes, Georgie se transforma en Borges; es decir: en uno de los más brillantes y más polémicos escritores de nuestra América. Cansado del ultraísmo (escuela experimental de poesía que se desarrolló a partir del cubismo y futurismo) que él mismo había traído de España, intenta fundar un nuevo tipo de regionalismo, enraizado en una perspectiva metafísica de la realidad. Escribe cuentos y poemas sobre el suburbio porteño, sobre el tango, sobre fatales peleas de cuchillo ("Hombre de la esquina rosada" (2),"El Puñal"(3)). Pronto se cansará también de este ismo y empezará a especular por escrito sobre la narrativa fantástica o mágica, hasta punto de producir durante dos décadas, 1930-1950, algunas de las más extraordinarias ficciones de este siglo (4) (Historia universal de la infamia,1935; Ficciones, 1935-1944; El Aleph, 1949; entre otros).
En 1961 comparte con Samuel Beckett el Premio Formentor otorgado por el Congreso Internacional de Editores, y que será el comienzo de su reputación en todo el mundo occidental. Recibirá luego el título de Commendatore por el gobierno italiano, el de Comandante de la Orden de las Letras y Artes por el gobierno francés, la Insignia de Caballero de la Orden del Imperio Británico y el Premio Cervantes, entre otros numerosísimos premios y títulos.
Una encuesta mundial publicada en 1970 por el Corriere della Sera revela que Borges obtiene allí más votos como candidato al Premio Nobel que Solzhenitsyn, a quien la Academia Sueca distinguirá ese año.
El 27 de Marzo de 1983 publica en el diario La Nación de Buenos Aires el relato "Agosto 25, 1983", en que profetiza su suicidio para esa fecha exacta. Preguntado tiempo más tarde sobre por qué no se había suicidado en la fecha anunciada, contesta lisamente: "Por cobardía". Ese mismo año la Academia sueca otorga el Premio Nobel a William Golding; uno de los académicos denuncia la mediocridad de la elección. Todos siguen preguntándose por qué Borges es sistemáticamente soslayado. El premio a Golding parece dar la razón a los que dudan de que los académicos suecos sepan realmente leer.
Jorge Luis Borges murió en Ginebra el 14 de junio de 1986.

NUESTRO OLVIDO


Cada uno de nosotros dejamos la huella con la que nos recordaran las futuras generaciones, nos convertiremos en el mismo polvo del cual fuimos creados.

En nuestras tumbas se plasmaran las fechas de nuestra vida y muerte. Debemos de pensar en aquel hombre que en el futuro preguntara ¿Quién fuimos?. Preguntara por cada uno de nosotros.
Y es por ello que debemos dejar nuestro recuerdo y nuestra huella sobre la tierra.


YA SOMOS EL OLVIDO QUE SEREMOS


Ya somos el olvido que seremos.

El polvo elemental que nos ignora

Y que fue el rojo Adán y que es ahora

Todos los hombres y los que veremos.


Ya somos en la tumba las dos fechas

Del principio y el término. La caja,

La obscena corrupción y la mortaja,

Los triunfos de la muerte y las endechas.


No soy el insensato que se aferra

Al mágico sonido de su nombre;

Pienso con esperanza en aquel hombre

Que no sabrá quién fui sobre la tierra.


Bajo el indiferente azul del cielo,

Esta meditación es un consuelo.